Elaboración de biochar para reemplazo de sustratos convencionales

CanMe San Juan y la Facultad de Ingeniería de la UNSJ cooperan para investigar en la industria del cannabis medicinal. Cuáles son los avances a partir del informe inicial.

CanMe San Juan persigue como parte de su misión la producción del cannabis medicinal siguiendo un estricto control y cuidado del entorno ambiental en el que se emplaza el proyecto. La economía circular es una de las respuestas sustentables para reducir significativamente la generación de residuos de cualquier industria, ya que los devuelve al ciclo natural. Uno de los factores es el uso del biochar como una forma de recurrir a una biomasa y poder implementarlo en un cultivo sustentable, donde se da un aporte en forma natural y a su vez disminuye el uso de fertilizantes.

En base a esta misión, la empresa firmó un convenio de cooperación en materia de investigación con la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan, con miras al tratamiento de los desechos generados por la actividad. Los primeros ensayos resueltos en el informe se desarrollaron en el Predio de la CANME, instalaciones de la empresa Mediplant, Instituto de Biotecnología y el Grupo Vinculado al PROBIEN-IIQ, Facultad de Ingeniería de la UNSJ. El equipo responsable de la ejecución de las tareas fueron las Ings. Romina Zabaleta y Eliana Sánchez (Becarias CONICET), bajo la dirección y asesoramiento de las investigadoras Dras. Rosa Rodríguez (Profesora Titular Investigadora Adjunta CONICET, María Paula Fabani (Profesora Asociada e Investigadora Adjunta CONICET) y el Dr. Germán Mazza (Director PROBIEN).

Una de las problemáticas que observaron fue la carencia y costos elevados de los insumos requeridos para inicial el cultivo, como es el caso de los sustratos a base de fibra de coco, cuyo precio se fija en dólares. En base a esto, se comenzó a estudiar diferentes alternativas para disminuir los costos de producción.

La propuesta inicial trabajó con bagazo de cerveza, convirtiéndolo en un material carbonoso y se lo evaluó como sustrato para el cultivo de cannabis. Las muestras de bagazo de cerveza fueron proporcionadas por la empresa CUMBRE S.A., mientras que la biomasa fue secada en un deshidratador solar diseñado por el mismo equipo de trabajo. El proceso de pirólisis, esto es la descomposición química de materia orgánica, se realizó a 450 °C durante 2 horas. Además, se colocaron esquejes línea de por medio en las bandejas, siendo un total de 28 plantas por tratamiento, proporcionadas solidariamente por la misma empresa, Mediplant.

En una primera instancia, se reemplazó parte de la fibra de coco por el biochar obtenido, sin grandes resultados. Pero, luego se procedió a un nuevo trasplante de los tratamientos con adición de biocarbón al 30 y 50 %, sustituyendo toda la composición comercial inicial por las mezclas de perlita más biocarbón de bagazo de cerveza en sus respectivas proporciones. Esta segunda instancia arrojó resultados ampliamente superadores.

Las conclusiones que pudieron obtenerse a partir de este primer informe revisten gran importancia por la oportunidad de desarrollo que supone, ya que la perlita es otro material característico de la zona de Cuyo, por lo tanto, de un bajo costo de adquisición.

En cuanto a las respuestas naturales del cultivo, los resultados se ven en los efectos prometedores que se visualizan en el crecimiento y el esquejado del cannabis. Por ahora se está trabajando con muestras en invernadero y a partir de los esquejes, no las semillas. Se estima seguir investigando para no sólo reducirlo al cultivo en invernadero, sino como mejorador de suelo.

Otra de las líneas que se continúan estudiando en base al cultivo es el tratamiento del residuo propio de la etapa de cosecha de las flores destinadas a la elaboración de aceite medicinal. El resto del material que queda como desecho se deja secar y luego, la mayoría de las veces, se destina a compostaje. Desde el equipo de investigación se ha planteado la revalorización de este residuo. “Se discriminan las raíces y el tallo grueso a biochar, mientras el tallo fino y las hojas a la obtención de una harina. Estas harinas tendrían un porcentaje de cannabinoides imperceptible y, como muchas de las harinas no refinadas, proveen alto nivel de nutrientes, por su gran porcentaje de proteínas y fibras”, sintetizó Paula Fabani, miembro del equipo de trabajo.