Economía circular y cannabis: oportunidades de desarrollo sustentable

Hablar de economía circular no supone meramente el reciclado de residuos y desechos de los sectores productivos e industriales, sino que toca fibras más profundas: mejorar la salud de las personas a partir del cuidado y la reparación del Planeta. Su significado se extiende a generar hábitos de producción y consumo que implican compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.

La producción y consumo del cannabis en un modelo tradicional se resume en la extracción de compuestos, fase de producción industrial-consumo y, finalmente, el resto de cosecha. Si bien los residuos de su producción son totalmente biodegradables, resto de cosecha tiene potencial para generar un mayor impacto positivo en el medio ambiente.

Frente a este modelo, el empleo de una economía circular pretende imitar a la naturaleza y cerrar el ciclo de la materia, con el objeto de evitar la generación de residuos y el agotamiento de recursos. Asimismo, el surgimiento de los bioplásticos como reales alternativas para el desarrollo de numerosas industrias, como la automotriz por ejemplo, da cuenta de que es posible privilegiar materiales que no requieran de un esfuerzo a la hora de convertirlos en desecho y volver a introducirlos al ciclo natural productivo.

Desde CanMe San Juan se entiende a la producción de cannabis como una oportunidad de ampliar las oportunidades de desarrollo local sin alterar el equilibro ambiental, dado que se trata con productos 100% biodegradables. Para ello, se realizaron convenios de cooperación estratégicos con la Universidad Nacional de San Juan para el desarrollo de estrategias sustentables, basadas en la economía circular, para el tratamiento de los residuos propios de la actividad productiva.

Entre las alternativas propuestas, se incluyen la utilización de diferentes biochars o carbón vegetal como sustrato de cultivo de cannabis sin suelo, en invernadero, cuyo beneficio es la reducción del uso de sustratos y la reutilización de la biomasa recuperada; la utilización del cáñamo para la obtención de bio-energía, H2 verde y productos químicos de alto valor agregado; y el análisis de la composición proximal de la semillas de Cannabis sativa y su potencial empleo como harina alternativa, dado que es considerado un una fuente vegetal con alto valor nutricional (aminoácidos, proteínas, fibra y ácidos grasos esenciales).

A partir de estas medidas, CanMe y el Gobierno de San Juan buscan alinearse a las políticas y estándares internacionales que prevén un cambio de paradigma en los modelos productivos vigentes, como una respuesta a la emergencia medioambiental planteada a partir de los informes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC – noviembre 2021, Glasgow)